Usted está aquí

Cerca de 60 millones de personas son desplazadas forzadamente por conflictos, guerras y persecución, el mayor número desde que se crearon las Naciones Unidas 70 años atrás sobre las cenizas de la Segunda Guerra Mundial. Y como consecuencia del cambio climático aumenta la frecuencia y la severidad de los desastres naturales,  con más de 400 desastres solo este último año.

Hoy, en el Día Mundial de la Asistencia Humanitaria, expresamos decididamente nuestra solidaridad con las mujeres, los hombres, la juventud y la infancia que sufre en todo el mundo con las emergencias humanitarias. Y saludamos a los trabajadores humanitarios que procuran atender sus necesidades y dejar en alto sus derechos humanos y su  dignidad. El UNFPA, el Fondo de Población de las Naciones Unidas, se une a la campaña#ShareHumanity para contar las historias que ocultan las crisis humanitarias.

Zainab y Nigo fueron secuestrados por Boko Haram en Nigeria pero lograron evadirse. Su valor ha sido una inspiración para otros. “Pese al temor no perdí la esperanza,” dijo Nigo. En Afghanistán, Zarmina fue secuestrada y sometida esclavitud sexual. Su madre organizó a continuación su rescate. El UNFPA apoya a los sobrevivientes como Nigo, Zainab y Zarmina a medida que procura prevenir la violencia de género y darle respuesta. El UNFPA colabora estrechamente además con los miembros de la comunidad que son con frecuencia quienes responden mejor y con mayor conocimiento a las emergencias.

Sita Paudel, una trabajadora paralegal de Nepal, sobrevivió el devastador terremoto y comprendió que debía entrar en acción. Se transformó en organizadora, llevó ayuda a aldeas remotas y transportó a mujeres y niñas vulnerables a servicios apoyados por el UNFPA. “Conozco Ia gravedad de la situación de las mujeres,” dijo. En Colombia Viviana resultó desplazada por la violencia y quedó embarazada siendo una adolescente, y luego se dedicó a liderar la juventud. Mientras huía de Siria Amir fue herido a balazos y se creyó que había muerto. Pero sobrevivió y es uno de los voluntarios del centro que apoya el UNFPA.

El UNFPA trabaja para prestar servicios de salud sexual y reproductiva a fin de asegurar que el parto sea seguro incluso en las circunstancias más difíciles. Chantal caminó por cuatro días hasta llegar a un campamento de refugiados tras huir de Burundi. “Esperaba que ocurriera Io peor”, dijo. En lugar de ello dio a luz con seguridad en un centro de maternidad.   Isra’a, una refugiada siria, perdió su bebé cuando no pudo pagar las cuentas médicas. Pero hoy está nuevamente embarazada y recibe atención por medio del UNFPA. Con el fin de escapar de las inundaciones de  Malawi, Alimanda se subió a un árbol muy alto cuando estaba embarazada de ocho meses. Sobrevivió y luego dio a luz una niña sana. En Vanuatu, después del ciclón Pam, Katherine Silas recurrió a la planificación de la familia a fin de poder hacer sus propias opciones y planificar para  el futuro. En Liberia Comfort Fayiah dio a luz mellizos bajo la lluvia en la calle porque el Ébola sobrepasaba la capacidad de los trabajadores de la salud, los hospitales y las clínicas. El UNFPA colabora con sus asociados  para contar con sistemas de salud sostenibles y resilientes.

Hoy, en el Día Mundial de la Asistencia Humanitaria, como todos los días, el UNFPA defiende enérgicamente los derechos humanos y la dignidad de todo ser humano. Con el fin de mejorar la eficacia de las medidas humanitarias hacemos un llamamiento a la mayor actividad y financiación de los servicios de salud sexual y reproductiva, a hacer frente a la violencia de género, y a la participación significativa de las poblaciones afectadas, en especial las mujeres y la juventud.