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Cuando estallan las emergencias la vida puede cambiar en un instante. De un momento a otro los conflictos y los desastres naturales pueden destruir viviendas y comunidades, y obligar al éxodo de las personas.  Las personas desplazadas y desprovistas de la protección y el apoyo de sus familias y comunidades pueden tornarse más vulnerables a la violencia, el abuso y la explotación sexuales.

Durante las crisis y en situaciones de refugiados, las mujeres y las niñas pasan a ser trabajadoras de asistencia humanitaria por excelencia. Obtienen alimentos y combustible para sus familias, aun cuando esto implica riesgos.

Las mujeres tienen sus propias necesidades de salud, desde las relativas a la higiene hasta las complicaciones del embarazo y el parto, que pueden amenazar sus vidas.

El UNFPA apoya a las mujeres y a las niñas porque ellas tienen necesidades propias.